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02
2018

¿PRUEBAS DE ESFUERZO EN ATLETAS DE PISTA?

En los últimos días han pasado por la Unidad de Medicina Deportiva del Hospital Vithas Nisa 9 de Octubre, varios de mis deportistas. Entre ellos 3 corredores que centran sus objetivos en la temporada de Campo a Través y posteriormente en la temporada de aire libre. Cuando estamos a punto de cumplir dos años de vida en nuestra “segunda casa”, resulta llamativo como el porcentaje de deportistas “pisteros” que visita nuestra unidad es insignificante.

Huelga decir que por cuestiones de seguridad en la práctica deportiva resulta altamente recomendable realizarse una revisión de salud de forma periódica. Sólo por ese motivo, ya sería pertiniente llevar a cabo este chequeo. En este sentido, ya os conté hace un tiempo en que consistía lo que llamamos “pack básico” de nuestra revisión.

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Pero en esta ocasión me centraré en cuestiones deportivas, tratando de dar algunos motivos desde una visión práctica, que hagan replantearse la necesidad de realizarse una ergogasometría con consumo de gases (PE) en corredores federados.

  • ¿Por qué con consumo de gases?
  • Eficiencia del entrenamiento deportivo.
  • Contribución de los sistemas de obtención de energía en el resultado de las pruebas de medio fondo y fondo.
  • Conocer el estado de forma del deportista. Despejar dudas.
  • Permite comparar el rendimiento intrasujeto.

Los puntos mencionados anteriormente, son los que justifican, probablemente habrán más, esta necesidad. Veamos:

Gracias al análisis del consumo de gases, podemos establecer la máxima capacidad de consumo de oxígeno (VO2máx) y umbrales ventilatorios de fatiga (VT1 ó aeróbico y VT2 ó anaeróbico) para el entrenamiento. Estos parámetros irán asociados a los valores de frecuencia cardíaca y velocidad que serán los que, a efectos prácticos, nos sirvan de utilidad para el entrenamiento de nuestros deportistas. Como futura (a corto plazo) incorporación a nuestros protocolos estaría el uso del potenciómetro, que mi compañero Nacho Martínez ya está implementando en sus deportistas.

Estos valores calculados de forma directa, nos van a permitir hacer nuestros entrenamientos más eficientes en busca de la excelencia individual que muchos deportistas persiguen. Podremos establecer zonas de entrenamiento, saber a qué ritmos tendremos que hacer nuestros entrenamientos continuos, nuestros cambios de ritmo y los entrenamientos fraccionados (series).

Pero tal vez la aplicación más directa al entrenamiento de atletas mediofondistas esté en la contribución de los sistemas de obtención de energía en el resultado de pruebas que van desde el 800 hasta el 10000, donde conviven simultáneamente (en mayor o menor medida) las diferentes zonas del plano bioenergético. Conociendo el VO2máx del deportista y teniendo referenciados VT1 y VT2, sabremos por donde orientar los entrenamientos en función del momento de la temporada en el que estemos y la prueba objetivo.

Otra de las utilidades que podemos extraer de una prueba de esfuerzo en el rendimiento de nuestros deportistas, será lo que a mi me gusta llamar “despejar dudas”. El rendimiento depende de múltiples factores. En la relación entrenador-atleta se dan diferentes puntos de vista respecto al momento de forma que puede atravesar el deportista. Hasta tal punto, que el entrenador puede pensar que el deportista está en un buen momento, pero el atleta, al no verse reflejado esto en los resultados, decir todo lo contrario. Necesitamos una prueba objetiva para confirmar una u otra afirmación, y la prueba de esfuerzo nos va a sacar de dudas y hacer que el deportista recupere la confianza perdida en caso de que los resultados sean óptimos o replantear la situación si no han sido los esperados. Además, si tenemos un historial de PE podemos comparar la evolución de nuestro rendimiento y comprobar el efecto que pueden haber tenido los medios de entrenamiento que hayamos podido introducir en determinados periodos de nuestra preparación.

Finalmente, también me llama la atención como la otra herramienta diferenciadora con la que contamos en nuestra Unidad de Medicina Deportiva del Hospital Vithas Nisa 9 de Octubre, tampoco haya sido empleada por ninguna atleta pistero desde que disponemos de ella, cuando sí que hacen uso de la misma otros perfiles de deportistas. Me estoy refiriendo al entrenamiento de hipoxia intermitente que bien podría ser motivo un próximo post. Aunque dejo una pregunta en el aire. Si los beneficios del entrenamiento en altura en un medio natural, se ha demostrado que debe existir un periodo de adaptación mínimo de 2 ó 3 semanas, ¿Qué sentido tiene irse de concentración a la montaña 7-10 días? ¿Merece la pena la inversión económica para el resultado que se puede obtener?

Al final el rendimiento depende de muchos factores y en nuestra Unidad de Salud Deportiva lo único que pretendemos ser es un agente facilitador de ese rendimiento para el deportista.