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2017

MARATÓN VALENCIA 2017 [42,195KM CARGADOS DE EMOCIONES]

2012. El debut en la distancia

2013. ¿Y ahora qué?

Conclusiones de la segunda experiencia

La recuperación

Correr sin dolor

La preparación del 17

El día D

El tramo final

Dicen que el primer maratón es diferente a todos los demás. Que sus recuerdos perduran para siempre. Y no seré yo quien se postule en el lado opuesto. Pero os puedo asegurar que lo que viví el pasado 19 de noviembre de 2017, también se va a quedar en mi memoria para siempre.

  • 2012. El debut en la distancia.

Me considero un corredor inexperto en esta distancia. Hasta esta fecha, apenas dos experiencias previas siempre en la capital del Túria. La primera (2012), algo justo de preparación, con la sana intención de disfrutar y conocer los entresijos de la prueba, sin renunciar a buscar un registro algo por debajo de las 3 horas. Ya en carrera, los ritmos te ponen en tu sitio. Empiezan los problemas musculares y comienzo a plantearme la posibilidad de dejarlo en el ecuador de la prueba. Pero sigo, planeándome pequeños objetivos intermedios y valorando como esos problemas musculares van dejándome correr. En el último tercio de la prueba, soy consciente que no voy a llegar al ritmo entorno a 4 min/km que van llevando dos compañeros de fatigas con los que me he encontrado en carrera y ya por el km 38 empiezo a penar. Los calambres musculares hacen su presencia llegando incluso a hacerme caminar a pequeños tramos. Pero estaba cerca de la meta, era mi primer maratón y el objetivo con el que inicié la preparación se iba a cumplir puesto que iba a finalizar por debajo de las tres horas, aunque en las semanas previas llegué incluso a valorar la posibilidad de correr entorno a 2h 50min. Finalmente, el crono se paró en 2h 52min, terminando muscularmente muy tocado.

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Llegada a meta del debut maratoniano (Valencia 2012)

  • 2013. ¿Y ahora qué?

La preparación del debut maratoniano fue muy precaria con una media de 4 sesiones de entrenamiento por semana intercalando días de descanso. La marca alcanzada invitaba a abordar la siguiente preparación con la idea de correr a 4 min/km, buscando un crono global entorno a las 2h 48min. Con el trabajo hecho en 2012, todo hacía pensar que se podría alcanzar, con incremento proporcional del volumen de entrenamiento. Así, el número de sesiones semanales ya oscilaba entre 5 y 6, circunstancia que podría hacerme llegar mejor preparado al día D.

Y suena el disparo de salida y empezamos a correr. Todo va según lo previsto que en resumidas cuentas era ir un poco más rápido que en 2012, y a poder ser con más solvencia para llegar al tramo final de la prueba con más garantías. Sin embargo, poco antes de llegar al km 30, esas sensaciones por las que tanto nos guiamos los corredores, empiezan a torcerse. Pero insistes, te empeñas en mantener el ritmo previsto, hasta que el cuerpo dice basta.

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Maratón 2013 al 2º paso por la alameda.

Dicen que en el km 30 empieza el maratón. Pues bien, si esto fuera así, no podemos hacer un sobreesfuerzo tan largo (próximo a los 50 minutos, en este caso). Y eso es lo que yo intenté. Para mantener la intensidad con la que estaba corriendo, tenía que meter otra marcha. Una marcha que fisiológicamente hizo darle mayor protagonismo a mis reservas de glucógeno en detrimento de los lípidos como fuente principal de obtención de energía, pero de las cuales no tenía tantas reservas como para estar esos 12km restantes corriendo.

Concretamente llegué hasta el km 35 donde decidí parar unos segundos en el avituallamiento para beber bien el botellín de agua y luego ya no hubo forma de reanudar dignamente la marcha pese a intentarlo en varias ocasiones, hasta que decidí abandonar en el km 37.

  • Conclusiones de la segunda experiencia.

Abandonar en el maratón es un golpe anímico muy duro. Cuesta encajarlo. Pero tras varios días, saqué dos conclusiones:

  • Me encanta la distancia.
  • Quiero volver a correrla sin dolor.

De esta segunda parte, todavía no os había hablado, aunque muchos de los que estáis leyendo esto ya conocéis la historia que resumo a continuación:

El hecho de entrenar más volumen, conllevaba tener menos tiempo de recuperación. El hecho de meter ritmos más altos en los entrenamientos, provocaba tener mayor riesgo de lesión. Y además yo venía con una lesión crónica de serie, que posteriormente conocería que se trataba del síndrome de Haglund con afectación a mis dos tendones de Aquiles. Y todos los trabajos de fortalecimiento y tratamientos “conservadores” de la zona, no había dado resultado. En 2012, con más sesiones de recuperación, apenas hubo molestias, pero en 2013, sobre todo en la segunda parte de la preparación ya entrenaba con dolor. Así que había que tomar otra decisión, tocaba pasar por el quirófano con el objetivo de volver a correr sin dolor. Algo para mi, prácticamente desconocido desde el año 2000.

Además, mi segundo hijo estaba en camino y daba por hecho que para 2014 iba a ser difícil volverlo a intentar. Así que, tras hablarlo con mi mujer, y valorar opciones me puse en manos de David López Capapé para someterme a una operación que me haría vivir las fallas de 2014 en silla de ruedas.

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Con «Capa» horas después de la intervención quirúrgica.

  • La recuperación.

El postoperatorio, fue mejor de lo esperado. Apenas había molestias circunstancia que desde el primer día prácticamente me animaron a seguir con perseverancia las rutinas de ejercicios. Si, desde el primer día, porque para favorecer el riego sanguíneo movilizaba los dedos de los pies intencionadamente, varias veces al día. Luego vendría el trabajo de fisioterapia combinado con trabajo de fortalecimiento muy rutinario, psicológicamente pesado… y las dudas cuando veías que la evolución no era tan rápida. Algún viaje a Madrid, donde me operé, para visitar al doctor y valorar la evolución. Recuerdo perfectamente, una frase suya tras haber iniciado la carrera a pie nuevamente: “vas a ir mejorando, pero cuando haya pasado un año de la operación, ya será complicado que la cosa mejore, siempre puede quedar algo ahí”. Y nada, esto que se podía interpretar como algo negativo, había que darle la vuelta. Hasta ese año, tenía tiempo para seguir recuperando la zona.

  • Correr sin dolor.

No recuerdo exactamente en qué momento. Pero llegó ese momento. Ese momento en que haces balance y piensas: ya ha merecido la pena la operación. Estaba corriendo, estaba entrenando con relativa continuidad y sin nada de dolor en la zona afectada. Así que para 2015, la idea de correr nuevamente el maratón empieza a rondar mi cabeza. Y por no extenderlo mucho diré que empecé a seguir los entrenamientos de mis atletas maratonianos tanto el año 2015 como el 2016, pero sin tener claro si iba a terminar colocándome en línea de salida o no. Y en ninguno de estos dos años lo hice. Al final, terminaba priorizando el trabajo y el seguimiento de mis atletas el día D, por encima de mi ilusión por volver a recorrer la distancia.

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Una imagen que resume muchas cosas

  • La preparación del 17.

Y con la misma idea de años anteriores comencé la preparación del 2017 por llamarlo de alguna forma. Digo esto porque realmente, la preparación de un maratón (para los que hacen 1 al año) para mí no son las últimas 18-20 semanas. Empieza desde que cruzas la línea de meta del maratón anterior. Y en mi caso, estaba en mi mente desde el abandono del 2013. De hecho, en diciembre de 2016 me hice una valoración de salud en mi lugar de trabajo que podéis ver aquí, para comprobar que estaba todo en orden.

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Primero salud, y luego rendimiento. Juanmi y Nacho, dos artistas pilotando la nave.

Sólo había un pequeño detalle que cambiaba el discurso. Este año cumplía 40 años. En su momento cuando hice el debut, con 35 años, pensaba en alcanzar un rendimiento de 2h 40min a los 40 años. Evidentemente, las cosas habían sucedido como las he contado y era de locos plantearse ese registro. Pero sí que quería correrlo por aquello de pasar a la década del 4. Pese a ello la idea era la misma de años anteriores, comenzar a meter esas sesiones más “largas” y ver cómo iba respondiendo el cuerpo, pero sobre todo disfrutar del camino. Con un pequeño pero importante enfoque diferente. Esta vez iba a dotar a mi entrenamiento de más importancia en mis prioridades diarias.

El objetivo inicial era retomarlo por donde lo dejé, abordar una marca por debajo de las 2h 50min, pero poco a poco la adaptación del entrenamiento me llevaba a plantearme objetivos más ambiciosos. Iba muy solvente rodando, me encontraba motivado y metía los fraccionados más largos con buena cadencia. Conforme se acercaba la fecha, las 2h 48min (4:00/km) rondaba mi cabeza. Hasta que en el último entreno específico charlando en la salida de la pista del Estadio del Túria, Davinia Albinyana me comentó que iba a salir con un grupo grande a buscar las 2h 45min.

  • El día D.

Los días antes de la prueba planificas todo lo que puede pasar. Descansas más. No dejas nada a la improvisación y sueñas con que el día en lo climatológico sea ideal. Entras en el cajón de salida. Buscas con la mirada tus compañeros de fatiga, en mi caso a Davinia y esperas a que suene el disparo.

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Estrategia nutricional en carrera. Entre otros datos: 2,45l de líquidos (agua + isotónico) y 163gr de CH

Suena. El primer km lo empleas en situarte en el grupo. En conocer la identidad de sus participantes y en buscar tu posición. Es la apuesta que has hecho y, salvo que las cosas se tuerzan, por la que vas a pelear. Tres personas sobresalen en el mismo. Son los frontrunners. Hablo de Fran Espadas, Sergio Mateu y Octavio Sanchis a los que, porque no decirlo les debo una pequeña parte de esta marca. Son los responsables de marcar el ritmo en ese grupo numeroso en el que también viaja el gran Julián Briones entre otros, al cual tuve el placer de dirigir hace unos años y con el cual iba a compartir carrera prácticamente hasta la puerta del Mar (km 40).

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El ritmo de los km se sucede algo más rápido de lo previsto, pero no lo suficiente como para plantearse otra estrategia. El organismo va respondiendo. Mi objetivo en el primer medio maratón de la prueba y a ser posible durante el mayor tiempo posible es claro: pasar desapercibido metido en el centro de la pomada. Con la única preocupación de marcar manualmente el ritmo en cada pk (punto km), y cumplir a rajatabla con mi estrategia nutricional en carrera (que creo que fue uno de mis fallos en 2013). Aquí juega un papel muy importante mi atleta Jesús Descals (otro de los muchos responsables de mi marca).

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Y pasamos la media maratón en 1h 21min 43seg, sólo 50 segundos más rápido que en 2013. Y el grupo sigue compacto. Aunque yo viajo entre la 2ª y 4ª fila y tampoco miro mucho para atrás. Unos km más tarde, vivimos (o vivo) el primer sobresalto destacado de la carrera. Sergio tiene que parar a hacer sus necesidades. Me giro, veo como busca el seto y pienso: bajemos el ritmo para esperarlo. Pero era una decisión que no dependía de mí. Y el grupo seguía avanzando. Una verdadera lástima, porque ya no volví a verlo, aunque me alegré cuando cruzó la meta unos segundos detrás de mí.

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El siguiente momento importante de la prueba, el más difícil sin duda a la hora de la toma de decisiones, fue ver como Davinia cedía en su esfuerzo. Fueron unos segundos, pero se hizo muy largo. Sus hombres de confianza se quedaron con ella, y yo tenía que decidir si quedarme con ellos o unirme a la nueva formación que se estaba gestando. Era por el km 25-26 y la gente en este punto jugó un papel importante. Mucho público animándome. Y al final tiras para adelante, entre otras cosas porque el señor Briones también se sube a ese nuevo tren y porque por el km 28 debían estar mis hijos y mi mujer, a los que desgraciadamente no pude ver, pero que confié en verlos más tarde.

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Momento clave de la prueba donde Davi empieza a perder comba y el grupo de descompone

La nueva formación ya se reduce a un grupo de 8 o 10 corredores que poco a poco se va desmembrando. El paso por el km 30 (1h 56min 22seg) es algo más de 2 minutos más rápido que en 2013 y el cuerpo sigue respondiendo perfectamente. A partir de aquí mucho trabajo psicológico.

El tercer momento difícil es cuando sobrepaso a dos de mis corredores que debían haber finalizado por delante de mí. Absorbemos a Pei y Héctor poco antes del km 33 y se hace muy duro. Al llegar a su altura sólo me repito una y otra vez “No los mires. Hoy eres corredor, no entrenador”.

  • El tramo final

Este tramo final merece un apartado especial ¿No dicen que es donde empieza la carrera?

Como decía anteriormente, los días antes planificas y tratas de no dejar nada a la improvisación. Y en esa planificación juega un papel crucial el lado emocional. Hasta el punto que toda la familia que iba a venir a verme la había distribuido estratégicamente en la parte final de este recorrido.

Pero volvamos a la rotonda del Biopark, km 33. Ahí estaba Alejandro Fernández, quien me impulsó diciéndome que me veía muy entero. Metros más tarde aparecería Julito, mientras Juli y yo ya cabalgábamos en paralelo martillo pilón adelantando a corredores sin parar. Ahí en ese momento me di cuenta, que iba a llegar a meta sin merma apreciable de la performance. Recuerdo decirle a Julito: “voy a llegar hasta el final con este tío (Briones) mano a mano”.

En el km 34 y 35 encontré en primer lugar a Nacho Martínez, con los ojos brillantes al verme sometido al esfuerzo. Y a Mariajo, saltando como una loca. Metros más tarde (puente de Campanar) estaban mis dos hermanos “flipando” un poco al verme pasar tan relativamente pronto. Y ya al otro lado del río ví a los dos “Ivanes Mislateros” Rama y Pereira. Todo aconteció apenas en medio km, cargado de emoción. De la misma manera, pude ver a mi Madre a la altura del Hospital General. Y empezaron a saltarme las lágrimas al tiempo que continuábamos manteniendo llegando incluso a incrementar ligeramente el ritmo (próximo a 3:50/km) en los km 36-37.

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A esas alturas de la prueba me volví a sentir entrenador de Julián. Porque era tal la confianza que incluso me atrevía a decirle que nos estábamos flipando y que aún quedaba carrera por delante («aguanta, aguanta…»).

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Mano a mano con otro de mis hermanos de zapatilla.

Llega un momento donde los minutos cuestan más que pasen. Son los metros del km 38 al 40. Pero para eso tenía previsto el plato fuerte. En la puerta del mar esperaba mi mujer y mis dos hijos y por mi cabeza se repetía la misma frase: “Esta vez no les voy a defraudar y me van a ver pasar” Si os digo que en mis más de 25 años corriendo, nunca me había emocionado tanto, no os miento. Sencillamente indescriptible, sencillamente inolvidable. Ahí probablemente perdí un poco la concentración, fruto de la emoción y el llanto. Y fue el momento en el que Julián empezó a sacarme unos metros. ¡Quién mejor que él para sacarme de punto y exigirme un último esfuerzo en esas alturas!

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Y miro el reloj, pasado ya el km 40. Y calculo en un estado de fatiga importante. Soy consciente en ese momento que si apreto y no me conformo, puedo bajar de 2h 44 min. Busco el aliento del público, pegado a las vallas delimitadoras. Ellos jadean mi nombre. Trato de seguir la estela de Julián, quien me va sacando metros progresivamente. Pero yo sigo manteniendo el ritmo y pienso en la operación, pienso en el abandono de 2013, pienso en lo duro que ha sido compaginar los entrenamientos con mi vida familiar, laboral…

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Calculando

Y pienso que voy a llegar. Que a 800m de la línea de meta viene la bajada al rio y ahí que aprovechar la inercia de la misma. Es el último microobjetivo.

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Estoy en la pasarela, ya no queda nada. Me vienen a mi cabeza todos esos recuerdos. Sé que voy a llegar. Sé que voy a conseguir el mejor de los escenarios previstos. Pero sigo corriendo hasta los últimos 20-30m donde me preparo para adoptar la misma posición de entrada a meta del 2012.

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Análisis de la distribución rítmica. «No podía faltar»

Han sido 4 años para volver a repetir la escena, que finalmente se transforman en unos segundos de felicidad cargados de adrenalina. Me abrazo con Julián. Veo a Reca con los ojos brillantes y me fundo también entre sus brazos.

Los más exigentes podrán decir que no conseguí mi propósito de 2h 40min a los 40 años. Pero os puedo asegurar que me encuentro en un buen momento de mi vida y que si todo sigue su curso, a nadie le quepa duda de que lo voy a intentar.

Salud y km!!!